miércoles, 4 de junio de 2014

Curiosa entrevista Monseñor Romero con S.S Juan Pablo II (extraída de el libro "piezas para un retrato de Monseñor Romero", de Maria López Vigil.

- “Compréndame, yo necesito tener una audiencia con el Santo Padre…
- Comprenda usted que tendrá que esperar su turno, como todo el mundo.
Otra puerta vaticana se le cierra en las narices.
Desde San Salvador y con el tiempo necesario para salvar los obstáculos de las burocracias eclesiásticas, Monseñor Romero había solicitado una audiencia personal con el Papa Juan Pablo II. Y viajó a Roma con la tranquilidad de que al llegar todo estaría arreglado.
Ahora, todas sus precauciones parecen desvanecidas como humo. Los curiales le dicen no saber nada de aquella solicitud. Y él va suplicando esa audiencia por despachos y oficinas. – No puede ser -le dice a otro-, yo escribí hace tiempo y aquí tiene que estar mi carta…
- ¡El correo italiano es un desastre!
- Pero mi carta la mandé en mano con…
Otra puerta cerrada. Y al día siguiente otra más. Los curiales no quieren que se entreviste con el Papa. Y el tiempo en Roma, a donde ha ido invitado por unas monjas que celebran la beatificación de su fundador, se le acaba.
No puede regresar a San Salvador sin haber visto al Papa, sin haberle contado de todo lo que está ocurriendo allá.
- Seguiré mendigando esa audiencia -se alienta Monseñor Romero.
Es domingo. Después de misa, el Papa baja al gran salón de capacidad superlativa donde le esperan multitudes en la tradicional audiencia general. Monseñor Romero ha madrugado para lograr ponerse en primera fila. Y cuando el Papa pasa saludando, le agarra la mano y no se la suelta.
- Santo Padre -le reclama con la autoridad de los mendigos-, soy el Arzobispo de San Salvador y le suplico que me conceda una audiencia.
El Papa asiente. Por fin lo ha conseguido: al día siguiente será.
Es la primera vez que el Arzobispo de San Salvador se va a encontrar con el Papa Karol Wojtyla, que hace apenas medio año es Sumo Pontífice. Le trae, cuidadosamente seleccionados, informes de todo lo que está pasando en El Salvador para que el Papa se entere. Y como pasan tantas cosas, los informes abultan.
Monseñor Romero los trae guardados en una caja y se los muestra ansioso al Papa no más iniciar la entrevista.
- Santo Padre, ahí podrá usted leer cómo toda la campaña de calumnias contra la Iglesia y contra un servidor se organiza desde la misma casa presidencial.
No toca un papel el Papa. Ni roza el cartapacio. Tampoco pregunta nada. Sólo se queja.
- ¡Ya les he dicho que no vengan cargados con tantos papeles! Aquí no tenemos tiempo para estar leyendo tanta cosa.
Monseñor Romero se estremece, pero trata de encajar el golpe. Y lo encaja: debe haber un malentendido.
En un sobre aparte, le ha llevado también al Papa una foto de Octavio Ortiz, el sacerdote al que la guardia mató hace unos meses junto a cuatro jóvenes. La foto es un encuadre en primer plano de la cara de Octavio muerto. En el rostro aplastado por la tanqueta se desdibujan los rasgos indios y la sangre los emborrona aún más. Se aprecia bien un corte hecho con machete en el cuello.
- Yo lo conocía muy bien a Octavio, Santo Padre, y era un sacerdote cabal. Yo lo ordené y sabía de todos los trabajos en que andaba. El día aquel estaba dando un curso de evangelio a los muchachos del barrio…
Le cuenta todo al detalle. Su versión de arzobispo y la versión que esparció el gobierno.
- Mire cómo le apacharon su cara, Santo Padre.
El Papa mira fijamente la foto y no pregunta más. Mira después los empañados ojos del arzobispo Romero y mueve la mano hacia atrás, como queriéndole quitar dramatismo a la sangre relatada.
- Tan cruelmente que nos lo mataron y diciendo que era un guerrillero… -hace memoria el arzobispo.
- ¿Y acaso no lo era? -contesta frío el Pontífice.
Monseñor Romero guarda la foto de la que tanta compasión esperaba. Algo le tiembla la mano: debe haber un malentendido.
Sigue la audiencia. Sentados uno frente al otro, el Papa le da vueltas a una sola idea.
- Usted, señor arzobispo, debe de esforzarse por lograr una mejor relación con el gobierno de su país.
Monseñor Romero lo escucha y su mente vuela hacia El Salvador recordando lo que el gobierno de su país le hace al pueblo de su país. La voz del Papa lo regresa a la realidad.
- Una armonía entre usted y el gobierno salvadoreño es lo más cristiano en estos momentos de crisis.
Sigue escuchando Monseñor. Son argumentos con los que ya ha sido asaeteado en otras ocasiones por otras autoridades de la Iglesia.
- Si usted supera sus diferencias con el gobierno trabajará cristianamente por la paz.
Tanto insiste el Papa que el arzobispo decide dejar de escuchar y pide que lo escuchen. Habla tímido, pero convencido:
- Pero, Santo Padre, Cristo en el evangelio nos dijo que él no había venido a traer la paz sino la espada.
El Papa clava aceradamente sus ojos en los de Romero:
- ¡No exagere, señor arzobispo!
Y se acaban los argumentos y también la audiencia.
Todo esto me lo contó Monseñor Romero casi llorando el día 11 de mayo de 1979, en Madrid, cuando regresaba apresuradamente a su país, consternado por las noticias sobre una matanza en la Catedral de San Salvador.

QUEDADA

Hoy he realizado la "quedada" con mi buen amigo Santi Rodríguez, el cual tiene un prolífico historial de quedadas acumuladas en estos dos últimos días ;). Nos hemos explicado mutuamente las finalidades de nuestro proyecto y el porqué del personaje al que hemos escogido, así como las dificultades que nos hemos encontrado en la realización del mismo. Ha sido un rato productivo a la par que divertido.



Fragmento de mi última homilia y la que dicen hizo que me mataran (vídeo insertado en el texto)

¡HERMANOS!;

Quisiera hacer, a propósito de este día 17 tan violento, un análisis de lo que fue tal vez la causa de esas violencias: el paro que convoco la coordinadora revolucionaria de masas
Su finalidad es una protesta contra la represión y el domingo pasado le dije que la finalidad es legítima, se trata de denunciar un hecho que no se puede tolerar. Pero el paro tenía también una intencionalidad política, el de demostrar que la represión en vez de intimidar a las organizaciones populares las estaba robusteciendo y la de rechazar la oposición del actual Gobierno que necesita de la represión violenta para llevar a cabo sus reformas. Unas reformas que por diversos capítulos no son aceptables por parte de las organizaciones populares.
El Estado de Sitio y la desinformación a la que nos tienen sometidos, tanto los comunicados oficiales como la mayor parte de nuestros medios de comunicación, no permiten todavía medir con objetividad el alcance del paro nacional. Radios extranjeras han hablado de un 70% del paro, lo cual sería ciertamente una proporción altísima, que podría estimarse como un triunfo notable. Aún restando los establecimientos que cerraron por temor, tanto de las acciones de la izquierda como las que implementó la derecha y el Gobierno en la madrugada del propio lunes, no puede negarse que la fuerza demostrada por la Coordinadora en el campo estrictamente laboral, fue grande. La Coordinadora no es sólo fuerte en el campo sino también en las fábrica y en la ciudad.
Es muy probable que se cometieran errores, pero a pesar de todos esos fallos, puede estimarse que aquel paro fue un avance en la lucha popular y fue una demostración de que la izquierda puede paralizar la actividad económica del país... La respuesta del Gobierno al paro, sí fue dura. No sólo el patrullaje por la ciudad y el tiroteo contra la Universidad de El Salvador así lo demuestran, sino sobre todo las muertes que ocasionaron. No menos de 10 obreros fueron muertos en las fábricas en paro por agentes de los cuerpos de seguridad, incluso tres trabajadores de la Alcaldía aparecieron asesinados después de haber sido detenidos por agentes de la Policía de Hacienda. Y esta es una denuncia clara de la misma Alcaldía capitalina...
Pero estas muertes se unieron en el mismo día, otras, hasta llegar a un mínimo de 60 según algunos y otros dicen que sobrepasan las 140. Y es que el paro laboral fue acompañado en el campo de algunas actividades combativas por parte de algunas organizaciones populares. Tal es el caso de Colima, de San Martín y Suchitoto. Puede dudarse de la conveniencia táctica de estos operativos de las organizaciones, pero esta posible inconveniencia justificaba la acción represiva del gobierno.
Ciertamente, la Coordinadora tiene sus fallas y aún le queda mucho para convertirse en una alternativa coherente de poder revolucionario democrático. Ojalá evaluaran y fueran perfeccionando una expresión que fuera verdaderamente del pueblo y que no en sus disparates, encontraran el repudio del mismo pueblo. Es una esperanza, una solución si maduran y llegan a ser de veras comprensivos con el querer del pueblo.
Esos fallos, sin embargo, no están en que sean subversivos, o maleantes, o resentidos sociales, los fallos están en que no se les permite un desarrollo político normal. Son perseguidos, masacrados, dificultados en sus labores de organización, en sus intentos de ampliar sus relaciones con otros grupos democráticos. Así lo que se va a conseguir es su radicalización y su desesperación. Es difícil en estas circunstancias que no se lance a actividades revolucionarias a luchas combativas. Lo menos que se puede decir es que el país está viviendo una etapa pre-revolucionaria y de ningún modo una etapa de transición.
La cuestión fundamental es como salir por el camino menos violento de esta etapa critica
Y en este punto, la responsabilidad mayor es la de los gobernantes civiles y, sobre todo, militares. Ojalá no se dejen cegar por lo que están haciendo de Reforma Agraria, puede ser un engaño que les impida ver la totalidad del problema.
El martes -vamos siguiendo una semana cargada de hechos que no se pueden dejar de mencionar-. En los recortes que traía del Papa, el Papa también recoge el número de víctimas que ha habido en Italia y en Roma, sobre todo, en esos días. Quiere decir, pues, que si el Papa estuviera en mi lugar no señalaría sólo los diez crueles asesinatos en Italia si no que se tardaría como nos estamos tardando aquí nosotros, en recoger día a día, numerosos y numerosos asesinatos.
El 18 de marzo los cadáveres de cuatro campesinos fueron localizados de este día, en distintas zonas. Dos en Metapán, dos en San Miguel.
Miércoles 19 de marzo, a las 5:30 de la mañana, después de un operativo militar en los cantones de San Luis La Loma, La Cayetana, León de Piedra, La India, Paz, Opico, El Mono, se localizaron los cadáveres de tres campesinos: Humberto Urbino, Oswaldo Hernández y Francisco García.
En la capital a las 2 de la tarde, los locales de los Sindicatos de Bebidas y de la Federación Sindical Revolucionaria, fueron ocupados militarmente cuando muchos obreros velaban el cadáver de Manuel Pacín, obrero asesor de los trabajadores municipales, cuyo cadáver fue localizado en Apulo, después de haber sido capturado. En esta ocupación resultaron muertos dos personas, entre ellas, el obrero Mauricio Barrera, dirigente del Sindicato de Industrias Mecánicas y Metálicas.
Diecinueve obreros fueron consignados a los tribunales. A petición de sus familiares, Socorro Jurídico interviene en este caso. Se ha afirmado que los archivos de los sindicatos fueron decomisados.
En la Prensa Nacional, se reportó la muerte de nueve campesinos en un enfrentamiento, según la Fuerza Armada, en la población de San Bartolo Tecoluca. A las 12 horas, soldados del Ejército en la población de El Almendral, jurisdicción de Majagual, La Libertad, capturaron a los campesinos Miguel Angel Gómez de Paz, Concepción Coralia Menjívar y José Emilio Valencia sin haber sido puestos en libertad. Pedimos que se consignen a los tribunales.
El jueves 20 de marzo, a las 4 de la tarde, en el cantón El Jocote, Quezaltepeque, fueron asesinados el dirigente campesino Alfonso Muñoz Pacheco, Secretario de Conflictos de la Federación de Trabajadores del Campo, el campesino Muñoz era ampliamente conocido en el campo por su dedicación a la causa de los campesinos.
Y algo muy horroroso, muy importante, este mismo día jueves 20 fue localizado aún con vida, el campesino Agustín Sánchez, quien había sido capturado el 15 por soldados en Zacatecoluca que lo entregaron a la Policía de Hacienda. Ha afirmado el campesino Sánchez, en una declaración ante notario y testigos, que su captura sucedió en la hacienda El Cauca, departamento de la Paz, cuando trabajaba en la filiación de la Unión Comunal Salvadoreña. Lo mantuvieron durante 4 días torturando sin comida ni agua, con azotes constantes, asfixias, hasta que el día 19 de marzo, junto con otros dos compañeros, les dieron balazos en la cabeza, con la suerte de que este balazo sólo le destrozó el pómulo derecho y el ojo. Moribundo en la madrugada, unos campesinos le dieron ayuda hasta que una persona de confianza, lo trasladó a esta capital. Este horrendo testimonio, no lo pudo firmar el campesino porque tenía deshechas las dos manos. Persona de reconocida honorabilidad presenciaron este horrible cuadro y hay documentos fotográficos que revela el estado en que recogieron a este pobre campesino.
Tenemos informe aún no confirmado de la muerte masiva de 25 campesinos, en San Pablo Tacachico. A última hora, al comenzar la misa, llega la confirmación de esta terrible tragedia. Dice que el viernes 21 de los corrientes, desde las 6 de la mañana se efectuó un operativo militar en la calle de Santa Ana que conduce a San Pablo Tacachico. Dicho operativo fue llevado a cabo por los soldados de los cuarteles de Opico y Santa Ana en combinación con la Policía de Hacienda, destacada en Tacachico, los cuales andaban llevando, incluso, el nombre de las personas que tienen en la lista de los señalados. En dicho operativo llevan a cabo cateo en los cantones El Resbaladero, San Felipe, Moncagua, El Portillo, San José La Cova, Mogotes y sus respectivas colonias Los Pozos y las Delicias. Así mismo registraban también a todos los que se conducían en bus o caminaban a pié.
En el cantón Mogotes, jurisdicción de Tacachico, la represión fue más cruel, pues las tropas de soldados con dos tanquetas sembraron el terror entre los habitantes de este sector. En el cateo que realizaron, se robaron cuatro radios y ¢ 400.00 en efectivo, quemaron la casa y todas las pertenencias de Rosalío Cruz a quien junto con su familia los han dejado en la peor miseria. Asesinaron a Alejandro Mojica y a Félix Santos. Al primero en su casa de habitación y al segundo en una quebrada seca. Ambos dejaron esposas e hijos en la orfandad. Por temor a la represión fueron enterrados en sus respectivos solares, se llevaron también con rumbo desconocido a Isabel Cruz, a Manuel y a Santos Urquilla.
Dato final, con el cual queremos expresar una solidaridad especial. Ayer por la tarde, la UCA, Universidad Centro Americana, fue atacada por primera vez y sin ninguna provocación. Un buen equipo bélico tomó este operativo a la 1:15 de la tarde con la Policía Nacional, ingresaron al campus disparando, y un estudiante que se encontraba estudiando matemáticas, Manuel Orantes Guillén, fue asesinado. Me dicen también que han desaparecido varios estudiantes y que sus familiares y la UCA protestan por el allanamiento de un campo que debe de hacerse respetar en su autonomía. Lo que no han hecho en la Universidad Nacional, sin duda por temor, lo han hecho en la UCA con lo cual la UCA muestran también que no está armada para defenderse y que ha sido un atropello sin ningún motivo. Esperamos dar más detalles de ésto que es una falta grave contra la civilización y la legalidad en nuestro país.

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- Significado de estos meses
Queridos hermanos, sería interesante ahora hacer un análisis pero no quiero abusar de su tiempo, de lo que han significado estos meses de un nuevo gobierno que precisamente quería sacarnos de estos ambientes horrorosos y si lo que se pretende es decapitar la organización del pueblo y estorbar el proceso que el pueblo quiere, no puede progresar otro proceso. Sin las raíces en el pueblo ningún Gobierno puede tener eficacia, mucho menos, cuando quiere implantarlos a fuerza de sangre y de dolor...
Yo quisiera hacer un llamamiento de manera especial a los hombres del ejercito, y en concreto a las bases de la guardia nacional, de la policía, de los cuarteles




Hermanos, son de nuestro mismo pueblo, matan a sus mismos hermanos campesinos y ante una orden de matar que dé un hombre, debe de prevalecer la Ley de Dios que dice: NO MATAR... Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios... Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla... Ya es tiempo de que recuperen su conciencia y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado... La Iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la Ley de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación. Queremos que el Gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre... En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡Cese la represión...!
La Iglesia predica su liberación tal como la hemos estudiado hoy en la Sagrada Biblia, una liberación que tiene, por encima de todo, el respeto a la dignidad de la persona, la salvación del bien común del pueblo y la trascendencia que mira ante todo a Dios y sólo de Dios deriva su esperanza y su fuerza.
Vamos a proclamar ahora nuestro Credo en esa verdad... 



martes, 3 de junio de 2014

Jesús, maestro de la verdadera religión


Hermanos todos en Cristo;

Me da la impresión, esta mañana, que ustedes y yo somos una imagen de la Iglesia peregrina. Afuera hay un cielo que llovizna, un día gris, un día triste. No tenemos una catedral donde celebrar nuestra eucaristía. La misa que en esa ocasión vamos a celebrar a la Iglesia de El Rosario, tampoco se puede celebrar allá porque está ocupada. Y venimos a pedir hospedaje a la Basílica del Sagrado Corazón. Agradecidos con esta hospitalidad somos la imagen de una Iglesia parecida a aquel pueblo que con Moisés a través del desierto levanta su tienda y camina otro tramo. Siempre se da el signo, el de algo que se busca, de un peregrinar, de algo que no está establecido: la Iglesia peregrina, la que no puede instalarse en la tierra, la que no se identifica con ninguna ideología ni cosa de la tierra. Ella siempre será aquella columna de luz del desierto conduciendo a la humanidad hacia la felicidad definitiva que no existe en este mundo.
Este hecho -que lo podemos interpretar así- merece, por otra parte, analizarse: ¿por qué han estado ocupadas la Catedral, la Iglesia de El Rosario, Cojutepeque, Apopa, Suchitoto, Mejicanos, -anoche- Aguilares, San Francisco en San Miguel y quién sabe cuántas mas? Es fácil decir que los jerarcas tenemos la culpa. Es fácil echar la culpa a otros. Yo quisiera llamar a la reflexión esta mañana precisamente con la Palabra de Dios que se nos ha leído: "En cierto modo todos tenemos la culpa".
- Frente a los ocupantes
Culpa de las organizaciones políticas populares: ¿Qué mentalidad tienen sus dirigentes? ¿Qué respeto hay en esos corazones para la vida y la misión de la Iglesia? ¿Qué sentimientos de solidaridad hay con el pueblo que es el que se beneficia de la celebración pública de su culto? Pasan por encima de todos esos valores para hacer prevalecer únicamente su estrategia; para gritar, para clamar -desde la ocupación del templo- sus justas reivindicaciones tal vez. Ellos son culpables también.
- El fin no justifica los medios
Les quisiera recordar -como a todo aquel que lucha por fines justos- que el fin no justifica los medios. No se pueden hacer cosas inconvenientes para lograr fines buenos. Los puede desprestigiar mucho el que estén usando fines, medios que ofenden los sentimientos del pueblo aunque digan que luchan por el bienestar de ese mismo pueblo. Sería la manera de que estudiaran a ver cómo pueden perfectamente, sin ofender estos sentimientos populares de la religión, luchar. Contarán con el apoyo del pueblo en lo que es justo porque es para bien del pueblo.
- Frente a las autoridades Por eso, también son culpables las autoridades de la patria.
- No hay cauces
Ellos tienen que buscar dónde dar escape al grito de la angustia del pueblo que encontrándolo en los canales normales, busca las expresiones anormales. Como cuando un tumor no tiene salida, explota por cualquier lado. Como cuando una caldera va a reventar, si no tiene válvulas adecuadas, estalla. Al Gobierno le toca poner cauces adecuados para que se oiga la voz del campesino, del obrero, del que tiene necesidad. Pero van a la Asamblea Legislativa y no se les quiere escuchar, van a los ministerios y se les trata como gente de segundo orden. Van a todas partes donde las instancias que deben de servir al pueblo los marginan, no los escuchan. Creo que si hubiera estos cauces normales no habría ocupación de templos. Gran parte de la ocupación, en la culpa, están en el gobierno y principalmente en el gobierno.
- También han ocupado iglesias
Por otra parte, que no se rasgue los vestidos hipócritamente, porque también el gobierno ocupa templos... Nos ocupó -el gobierno- la iglesia de Aguilares sin permiso de la autoridad y para fines sangrientos. Ya es costumbre y nos hemos ya hecho ambiente: a la ocupación de las fiestas patronales cuando las municipalidades no respetan al templo y le montan toda clase de ventas, estorbando el culto del patrono. Ocupación de templos, en forma de rapiña, es historia de nuestros pueblos. México, Guatemala y alguno que otro lugar en El Salvador dan testimonio de que los gobiernos han robado a la Iglesia. Eso les debía escandalizar y hacer justicia.
- Frente a los medios de publicidad
Culpa también -y en mucha parte- tienen los medios de comunicación social.
- No se prestan a la voz del pueblo
No hay lugar para esos reclamos en la prensa. ¿Dónde se ha publicado el atropello que están sufriendo campesinos allá por Arcatao, por Aguilares? Se presentan distorsionadas las noticias. Para hacer presente ese atropello tienen que venir a gritar al pueblo, y lo gritan desde una iglesia. La Iglesia tiene que comprender -aunque no justificar- que a falta de prensa, de radio, de televisión con el que cuentan los grandes medios de la mentira y de la oposición... se den estas formas de expresión. Para ellos no hay lugar muchas veces ni en campo pagado; la Iglesia ha experimentado, con el pueblo, esa marginación. ¡Cuántas cosas hemos querido publicar! y no hay lugar, porque ofende a la opresión y a la represión a la que se hacen serviles. Muchos medios que debían de servir a la verdad y a la libertad... no lo hacen.
- Frente a nosotros mismos
No se piense, pues, que es tan fácil sacar la culpa de las ocupaciones de los templos. No seamos tan simplistas. Yo no estoy de acuerdo pero trato de comprender todas estas otras razones. Ojalá ellos también analizarán, con más respeto al pueblo, lo que significa de estorbo para nuestro culto esta anomalía en la cual todos hemos puesto las manos.
Por eso, con un sentido más sincero, yo les invito a que esta mañana, a la luz de las palabras divinas, analicemos precisamente no sólo el fenómeno de la ocupación de los templos, sino tantas hipocresías que bajo la capa de religión se comenten entre nosotros. "Hipócritas" -les dijo Cristo. Ojalá no fuera la dura palabra -casi como una maldición en los labios del Señor- la que nos fustigara a todos en esta mañana.
- Diversidad de juicios
Frente a los católicos yo les diría: queridos hermanos, comprendo la confusión, la diversidad de juicios con que se juzga este hecho que merece la pena analizarlo más a fondo y lo vamos a hacer con todos nuestros sacerdotes.
- Distinguir entre tiempos normales y circunstancias de emergencia
Comprendiendo esa diversidad y juicio, yo les diría, por de pronto, dos cosas: distingamos los tiempos normales de los tiempos de emergencia.
En tiempos normales nadie ocuparía una iglesia. En tiempos normales, cuando hubiera cauces normales de expresión, las iglesias serían la expresión del sentimiento religioso y nada más.
Pero nuestro tiempo no es normal, es un tiempo de emergencia. Y así como si por desgracia nos sacudiera un terremoto, las iglesias se abrirían para recoger tantos golpeados y heridos. Y nadie diría: "Es una profanación". También hoy es un tiempo de emergencia y hay que comprender que en tiempos de emergencia no es fácil condenar actos que en tiempos normales sí se pueden condenar.
- Reflexión sobre la verdadera Iglesia y los templos materiales
Pero más a fondo, todavía, mi reflexión va -y les decía: la imagen que me da gusto contemplar aquí en la Basílica es una Iglesia peregrina- cuando Cristo quiso quitar a los judíos la mentalidad de un templo material para traducirlo en la verdadera adoración a Dios.
Dijo: "Destruid ese templo y en tres días lo reedificaré". Entendieron los judíos que se trataba del templo material, pero -dice el evangelio explicando- no decía nada del templo. Estaba trasladando todo el espíritu del templo a Él mismo. Él es el que iba a resucitar al tercer día, Él es el templo verdadero de los cristianos; a través de Él ofrecemos a Dios nuestra acción de gracias, nuestra adoración. Sin Cristo de nada sirven todos los templos por más hermosos que sean. "Ya no se adorará -decía Cristo a la samaritana- ni en Jerusalén, ni en Samaria, ni en los templos materiales. Ya llega el tiempo en que Dios busca adoradores en espíritu y en verdad".
Uno de nuestros compositores populares, cantando a la muerte del Padre Rafael Palacios, dice esta preciosa frase: "Dios no está en el templo sino en la Comunidad". ¡Ustedes son el templo! ¿De qué sirve tener iglesias bonitas de las cuales podría decir Cristo lo que les dice hoy a los fariseos?: "¡Vuestro culto es vacío!". Así resultan muchos cultos lujosos, de muchas flores, de muchas cosas, invitados y demás. ¿Pero dónde está la adoración en espíritu y en verdad? Creo que es para nosotros una lección, queridos hermanos, y yo soy el primero en recibirla y tratar de interpretarla. Tal vez no he sabido cumplir bien con mi deber de sacerdote del culto de Dios. Tal vez, con mis hermanos sacerdotes, hemos hecho consistir el culto en arreglar bien bonito el altar y, tal vez, cobrar tarifas más altas porque se adorna mejor. ¡Hemos comercializado! Por eso, Dios, como entrando en Jerusalén con el látigo, nos está diciendo: "Habéis hecho de mi casa de oración una cueva de ladrones". Todos tenemos que reflexionar: todos somos culpables. La base nos la ofrece la palabra divina de hoy.


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Homilía del funeral del padre Ernesto Barrera Motto. (29-11-1978)

Queridos hermanos sacerdotes; estimadas familias dolientes, tanto del P. Neto como de los tres que junto con él van a recibir cristiana sepultura:
Queridos hermanos, frente a la muerte, siempre se siente el misterio de la iniquidad. Dios no quería la muerte. La muerte es una contradicción de esa felicidad, de esa paz, de esa bienaventuranza para la que Dios nos ha creado; pero hay circunstancias en que la muerte se refleja más como el misterio de la iniquidad, misterio necesitado de redención y por eso oramos frente a ese enigma de la muerte. Cuando la muerte la rodea la inquietud, la duda; y sobre la muerte se arroja muchas veces la calumnia, sangre, violencia, dolor, se siente más de cerca el misterio de iniquidad que Cristo llamó así. Por eso, ante lo incomprensible de ese misterio, de ese paso misterioso hacia el más allá, nos aferramos a Cristo; El es la única explicación; El ilumina con luces de trascendencia y de eternidad esta vida y el paso de esta vida hacia ese más allá, o sea las tres dimensiones que es necesario considerar siempre que estamos, como esta circunstancia, frente a un hermano, a unos hermanos difuntos.
En primer lugar, la dimensión humana. El que está aquí frente al altar, rodeado de compañeros y hermanos sacerdotes, rodeado de todo un pueblo, de una familia concreta, es un hombre. Así como hombres también son los otros tres muertos, que esperan la hora de sus sepulcros y cuyas familias también están entre nosotros. El hombre -y decía el Papa actual- con qué respeto debe el hombre pronunciar esa palabra: El Hombre. La imagen de Dios, sujeto de derechos y deberes. Hijo de una familia, hombre concreto de un tiempo, reflejo de Dios para iluminar su obra de la creación y de la redención en la tierra. Pensamos concretamente en el P. Neto, y queremos expresar desde esta dimensión humana y concreta nuestra condolencia con su querida mamá, con sus hermanos, especialmente con el P. Manuel, a quien no sólo la fraternidad general de los hombres, sino esa fraternidad del carácter sacerdotal los une más íntimamente; y a todos aquellos, a la parroquia de San Sebastián donde el P. Neto desarrollaba su ministerio con el entusiasmo propio de un sacerdote joven. Es en esta dimensión humana donde habría que hacer tantos recuerdos. Escribir su biografía, sus aspiraciones de niño, de querer ser sacerdote y de irse formando en el Seminario San José de la Montaña, con unas inquietudes nuevas -tal vez incomprensibles para muchos- los nuevos modos de la pastoral: el trabajo con los obreros, por el cual sentía especialmente él un carisma, una dedicación. Y él decía: Estas pastorales, estos nuevos campos que el Señor nos señala, estos nuevos compromisos, muchas veces para un cristianismo tradicional, son incomprensibles.
Y es de verdad que esta Iglesia que va encarnando en hombres de cada tiempo, llevando el mensaje de Cristo a nuevas fronteras, con nuevos conflictos, con nuevas situaciones, va buscando también hombres inquietos, tal vez atrevidos, vocaciones raras; pero siempre el hombre que permanece en comunión con la Iglesia, en comunión con Cristo, es el hombre que está conectado para llevar a los demás hermanos y a aquellos que más necesitan, porque están tal vez más alejados, el mensaje de la salvación.
Neto se sentía feliz en su sacerdocio. Yo mismo lo llevé ala Parroquia de San Sebastián. Yo compartí con él algunas reuniones con los jóvenes que me preguntaban las inquietudes propias de un cristianismo en la hora actual. Yo puedo asegurar que este hombre consagrado por la ordenación sacerdotal, se mantuvo en comunión con sus hermanos sacerdotes y con su Obispo, y esto es una garantía de su ministerio auténtico, legítimo. Habrá rasgos difíciles en el sacerdocio actual, sobre todo joven, pero mientras haya sustancialmente un deseo de servicio, un deseo de poner todas sus condiciones y cualidades humanas al servicio de esa Iglesia y de ese Reino de Dios, hermanos, tengamos confianza. El hombre-sacerdote tiene que ser un hombre que trae de la eternidad un mensaje concreto para los hombres de cada tiempo.
Esta dimensión humana del P. Neto también se une con los otros hombres que junto a él son hoy cadáveres. Queremos también invocar sobre ellos el sentimiento humano; y si alguien criticara la presencia de la Iglesia junto a los que mueren en situaciones misteriosas como éstos, podríamos decir: no es cristiano. La Iglesia tiene que estar donde hay valores humanos; la Iglesia tiene que salvar todo lo auténticamente humano, y tiene que acompañar el dolor de madres, de esposas, de hijos, de todos aquellos que sienten en la repercusión humana del dolor, del misterio, de la iniquidad. Por eso, hermanos, con todo derecho y sin ningún miedo estamos celebrando estos funerales, porque es algo profundamente humano y nada humano tiene que ser extraño al corazón de la Iglesia.
Pero estos hombres se enfrentan a una segunda dimensión, y es la trascendencia. Cada hombre que viene a este mundo es un reflejo de Dios eterno. Cada hombre lleva una vida comenzó, pero que no tendrá fin. Y es aquí un cadáver, como un hombre con su rostro levantado al cielo, la imagen de una Iglesia que no termina en la muerte, que peregrina y camina más allá del sepulcro, es el hombre que entra a la eternidad. Esa eternidad es la que se refleja solemne en los momentos de. la muerte. Y el sacerdote por antonomasia tiene que ser hombre de la eternidad; hombre de un Reino eterno, hombre que presagia sobre las ambiciones y los deseos y las inquietudes de la tierra, las sublimes aspiraciones y los horizontes de la eternidad. Por eso decíamos en nuestra Carta Pastoral que la Iglesia trata de comprender todo ese esfuerzo de reivindicaciones humanas, no para quedarse en las cosas de la tierra (es calumnia, cuando critican al sacerdote o al obispo -empeñado en las liberaciones también de la tierra-, bajo calificativos sociales, económicos, políticos); pero no se queda solamente allí en lo terrenal, sino que incorpora esa liberación de las cosas temporales, de las esclavitudes de la tierra, a la gran libertad del cielo.
Es ahora cuando Neto Barrera comprende que todos los esfuerzos de liberación, toda esa esperanza de un mundo mejor, aun en esta tierra, se complementan y se realizan en esa eternidad feliz. Sólo la liberación que Cristo trae de esa trascendencia da a los esfuerzos liberadores de la tierra su verdadera dimensión, su verdadero valor. Cuando se es miope y cuando se escucha en la palabra del sacerdote que reclama contra las injusticias de la tierra, contra los abusos del poder, contra los atropellos de la dignidad humana en este mundo, y se le quiere criticar como comunista, como político, como hombre que ya perdió su orientación; se es miope si no se tiene en cuenta que ese hombre liberador es un sacerdote que tiene por delante una perspectiva de trascendencia.
Por eso, sacerdotes y cristianos, nosotros somos los auténticos liberadores de la tierra; nosotros, por una doctrina que nos habla de la trascendencia y del más allá, somos los llamados por Dios para acompañar también a todos los que se esfuerzan por dar a esta tierra un sentido más humano; por dar una igualdad más cristiana, más fraternal, a los hombres; darles su verdadera esperanza, su verdadera fuerza. Entonces, aunque se caiga abatido, pero víctima de unas convicciones tal vez profundas, se es seguidor de aquel Cristo, aun cuando se le confunda con cosas de la tierra. Es necesario en esta hora, en que la muerte nos ha congregado en torno de estos hermanos nuestros -principalmente del P. Neto- reafirmar como cristianos que no podemos vivir una piedad, un evangelio, una trascendencia, una mirada hacia la eternidad sin poner los pies en la tierra. Es necesario reafirmar que precisamente porque esperamos un cielo que será premio de nuestros esfuerzos en la tierra por lo que tenemos que trabajar intensamente cada uno en su propia vocación por un mundo mejor.
Este me parece que es el mejor mensaje que podemos recoger de este cadáver hermano de nuestro hermano sacerdote: Neto. El mensaje de sembrar muy hondo la esperanza del cielo, pero de trabajar muy fuerte también en las esperanzas de la tierra. No disociarlas, complementarlas y vivirlas como realistas, como cristianos que tienen su corazón en el cielo; pero con sus pies y sus manos trabajan también, las realidades temporales de la tierra.
Por eso, hermanos, también pensemos en esta tercera dimensión con la cual yo voy a terminar mis pobres palabras: Un juicio de Dios. Neto y José Isidro y Rafael Santos y Valentín se han enfrentado ya al Juicio de Dios. El Juicio de Dios es lo que permanece. El Juicio de Dios, es lo eterno; pero recogiendo también lo temporal. Es en el juicio de Dios donde se nos va a juzgar de nuestros días en la tierra, de nuestros caminares en los caminos del mundo. Es el juicio de Dios el que nos dará un premio o un castigo definitivo, porque aquel Juez no admite sobornos, no se deja pagar. Un Juez que dará a cada uno según sus obras. Y ante este juicio de Dios, hermanos, yo quiero invocar la prudencia, la serenidad, frente a los juicios de la tierra. Es lamentable cómo se tratan de manipular estos acontecimientos. Es escandalosa la voz de la radio y las páginas de los periódicos echando polvo sobre la mente y el recuerdo de los hombres que mueren, como si no existiera un juicio definitivo.
Yo les suplico que no se dejen impresionar por los primeros juicios, sobre todo cuando son interesados y amañados. Por eso la Iglesia, que quiere reflejar en la tierra la justicia de Dios, la llama a sus hijos: esperen, reflexionemos, analicemos los hechos; y ha nombrado una comisión investigadora de estas muertes. Y ya estamos recogiendo datos, indicios que contradicen rotundamente, muchas de las noticias escandalosas de nuestros periódicos y de nuestras radios. A Neto Barrera lo flagelaron; Neto Barrera tiene un documento, extendido por un médico forense, que delata torturas espantosas. Neto Barrera debió sufrir mucho antes de entregar su espíritu al juicio del Señor. No es justo entonces que se juzgue a un muerto, que ya no puede hablar ni puede quejarse de los dolores que se le infligieron con criterios interesados de la tierra. Es necesario esperar, siquiera un pálido reflejo del Juicio de Dios que comprendió el misterio de la iniquidad en que se ha sepultado esta muerte y las otras muertes, las muchas muertes que tenemos que lamentar sin el juicio sereno de los hombres, sino con el juicio interesado de los intereses bastardos de la tierra.
Es necesario juzgar, a ser posible, con la mente del Señor, el cual más que justicia, usa misericordia. Y es lo que nos congrega en esta tarde, una súplica de misericordia al Señor. Misericordia, porque nada humano se presenta ante la santidad de Dios sin manchas de la tierra. Y es necesario decirle al Señor: ten misericordia, límpiame estas manchas, perdóname estos pecados. Queremos decir, pues, que nuestros muertos son necesitados de la misericordia del Señor y a esto hemos venido a la casa de Dios, casa de oración, una casa de oración edificada precisamente por el hermano de Neto, para decirle: Señor, ten en cuenta la buena voluntad de esta familia; ten en cuenta la buena voluntad de estas vocaciones; escucha Señor la súplica de estos hermanos sacerdotes que rodeamos a nuestro hermano difunto y que te pedimos por nuestros difuntos. Es la misericordia del Señor; pero, al mismo tiempo, el repudio valiente de la justicia de Dios frente a las maquinaciones de la iniquidad, de quienes quieren usar hasta la muerte y el dolor de los hombres para sus fines aviesos.
El Señor tenga misericordia de nosotros y que estas víctimas del dolor, de la muerte violenta, sean una suplica también ante el Señor para decir: Señor, ya basta de violencias; ya basta de muertes tan hundidas en el misterio de la iniquidad; ya basta de sufrimientos para tantas familias, innumerables y hasta sin nombre. Tú las conoces mejor que nadie, ten misericordia Señor de nuestro pueblo. Es la súplica que junto a Neto, y junto a nuestros hermanos difuntos, te elevamos en esta tarde al decirte: Señor, desde la serenidad de nuestra espera de la justicia tuya, que es la única, dales Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua. Así sea.
Oremos hermanos (la muerte nos hace sentirnos más hermanos, caminantes hacia un mismo destino) por las necesidades del mundo y de la Iglesia.

Biografía de Monseñor Romero (con datos mucho más detallados que la presentación y en 3ª persona).

  Trazar un recorrido por la vida de Óscar Arnulfo Romero supone adentrarse en uno de los periodos más convulsos de la historia de su país, El Salvador, y de toda América Latina. En los años en los que Monseñor Romero desarrolló de manera más intensa su actividad religiosa, entre 1966 y 1980, el incremento de movimientos comunistas de campesinos en toda Latinoamérica (que se vio favorecido sin duda por el ejemplo de la revolución cubana del 59) y el compromiso de un sector importante de la Iglesia Católica con los más pobres, iniciado en el Concilio Vaticano II y ratificado en la Conferencia de Obispos Latinoamericanos de Medellín de 1968, chocaron de pleno con unos gobiernos opresores, surgidos a menudo de golpes de estado y apoyados en buena medida por Estados Unidos, cuyos intereses en la zona eran mucho más económicos que humanitarios.
   Óscar Arnulfo Romero nació en Ciudad Barrios (San Miguel) el 15 de agosto de 1917. Fue el segundo de los 8 hermanos de una modesta familia. Su padre, Santos, era empleado de correo y telegrafista y su madre, Guadalupe de Jesús, se ocupaba de las tareas domésticas. El Salvador era por entonces un país de relativa prosperidad económica (gracias al cultivo y exportación de café) pero dominado por un poder oligárquico que mantenía oprimida a la población campesina.
   Desde pequeño, Óscar fue conocido por su carácter tímido y reservado. A muy corta edad tuvo que interrumpir sus estudios debido a una grave enfermedad, de manera que a los 12 años trabajaba ya como aprendiz en una carpintería. Su ingreso en el seminario menor de San Miguel tiene lugar en 1931. Allí permaneció durante 6 años hasta que tuvo que interrumpir de nuevo sus estudios, esta vez para ayudar a su familia en unos momentos de dificultad económica. Durante tres meses trabajó con sus hermanos en las minas de oro de Potosí por 50 centavos al día.
   En 1937 Óscar ingresa al Seminario Mayor de San José de la Montaña en San Salvador. Siete meses más tarde es enviado a Roma para proseguir sus estudios de Teología. Es ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942 y continúa en Roma un tiempo con el fin de iniciar una tesis doctoral que pretende orientar hacia la mística o la teología ascética, pero la guerra europea le impide terminar los estudios y se ve obligado a regresar a El Salvador.
   Su labor como sacerdote comienza en la parroquia de Anamorós, trasladándose poco después a San Miguel, donde durante 20 años realiza labor pastoral: impulsa movimientos apostólicos como la Legión de María, los Caballeros de Cristo o los Cursillos de Cristiandad; desarrolla obras sociales como "Alcohólicos anónimos" o Cáritas; promueve la construcción de la Catedral de San Miguel y favorece la devoción a la Virgen de la Paz. En esos años, su trabajo es el de un sacerdote dedicado a la oración y la actividad pastoral, pero todavía sin un compromiso social evidente. Mientras, el país vive sumido en un caos político: se suceden los golpes de estado en los que el poder queda casi siempre en manos de los militares.
   En 1966 Monseñor fue elegido Secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador. Comienza así una actividad pública más intensa que viene a coincidir con un periodo de amplio desarrollo de los movimientos populares que se manifestaría de forma evidente apenas un año más tarde con la primera huelga general obrera.
Foto   Su nombramiento como obispo auxiliar de Monseñor Luis Chávez y González, en 1970, no fue bien visto por los sectores más renovadores: Monseñor Chávez y González y Monseñor Rivera (también obispo auxiliar) estaban impulsando los cambios pastorales que el Vaticano II y la Conferencia de Medellín de 1968 exigían para el desarrollo de una nueva forma de entender el papel de la Iglesia Católica en América Latina y los planteamientos de Monseñor Romero, nombrado además director del periódico Orientación, eran todavía muy conservadores. Además, su labor como rector del Seminario Mayor San José de la Montaña, que desde 1915 había sido dirigido por los jesuitas, resultó un fracaso en la gestión económica, por lo que el seminario debió ser cerrado.
   Nombrado Obispo de la Diócesis de Santiago de María, se traslada a la misma en diciembre de 1974. El contexto político se caracteriza sobre todo por una especial represión contra los campesinos organizados. En junio de 1975 se producen los hechos de Tres Calles: la Guardia Nacional asesina a 5 campesinos. Monseñor Romero llega a consolar a los familiares de las víctimas y a celebrar la misa. No hace una denuncia pública de lo ocurrido, como le habían pedido algunos sectores, pero sí envía una dura carta al presidente Molina.
   El nombramiento de Monseñor Romero como arzobispo de San Salvador, el 23 de febrero de 1977, es una sorpresa negativa para el sector renovador, que esperaba el nombramiento de Monseñor Rivera, y una alegría para el gobierno y los grupos de poder, que ven en este religioso de 59 años un posible freno a la actividad de compromiso con los más pobres que estaba desarrollando la Arquidiócesis.
Foto   Sin embargo, un hecho ocurrido apenas unas semanas más tarde, que se revelará decisivo en la escalada de violencia sufrida en El Salvador, va a dejar clara la futura línea de actuación de Romero: el 12 de marzo es asesinado el padre jesuita Rutilio Grande, hombre progresista que colaboraba en la creación de grupos campesinos de autoayuda y buen amigo de Monseñor. El recién electo arzobispo insta al presidente Molina para que investigue las circunstancias de la muerte y, ante la pasividad del gobierno y el silencio de la prensa a causa de la censura, amenaza incluso con el cierre de las escuelas y la ausencia de la Iglesia católica en actos oficiales.
Foto   La postura de Óscar Romero, cada vez más "peligrosamente" comprometida con el pueblo, comienza a ser conocida y valorada por el contexto internacional: el 14 de febrero de 1978 es nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Georgetown (EE.UU); en 1979 es nominado al Premio Nobel de la Paz y en febrero de 1980 es investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Lovaina (Bélgica). En ese viaje a Europa visita a Juan Pablo II en el Vaticano y le transmite su inquietud ante la terrible situación que está viviendo su país.
   En efecto, en 1980 El Salvador vivía una etapa especialmente violenta en la que sin duda el gobierno era uno de los máximos responsables. La Iglesia calcula que, entre enero y marzo de ese año, más de 900 civiles fueron asesinados por fuerzas de seguridad, unidades armadas o grupos paramilitares bajo control militar. De todos era sabido que el gobierno actuaba en estrecha relación con el grupo terrorista ORDEN y los escuadrones de la muerte.
   Apenas llegado de su viaje, el 17 de febrero, el arzobispo Romero envía una carta al presidente Carter en la que se opone a la ayuda que EEUU está prestando al gobierno salvadoreño, una ayuda que hasta el momento sólo ha favorecido el estado de represión en el que vive el pueblo. La respuesta del presidente estadounidense se traduce en una petición al Vaticano para que llame al orden al arzobispo. Sin embargo, en otros países continúa el reconocimiento a la labor de Romero: por esas mismas fechas, recibe el premio de la Paz de Acción Ecuménica Sueca.
   El cerco se cierra: a fines de febrero, Héctor Dada, miembro de la Segunda Junta de Gobierno de FotoEl Salvador, informa a Monseñor de que tiene conocimiento de amenazas de muerte contra su propia persona y contra el Arzobispo; Romero recibe también un aviso de amenazas de similar seriedad por parte del Nuncio Apostólico en Costa Rica, Monseñor Lajos Kada y a comienzos de marzo es volada una cabina de locución de la emisora YSAX, La Voz Panamericana, que transmitía sus homilías dominicales. Los días 22 y 23 de marzo, las religiosas que atienden el Hospital de la Divina Providencia, donde vive el Arzobispo, reciben llamadas telefónicas anónimas que lo amenazan de muerte. Finalmente, el 24 de ese mismo mes, Óscar A. Romero es asesinado por un francotirador mientras oficia misa en la Capilla de dicho Hospital.
    Los funerales, celebrados en la Catedral Metropolitana de San Salvador el 30 de Marzo de 1980, se convirtieron en una batalla campal en la que las fuerzas de seguridad acometieron contra miles de salvadoreños concentrados en la plaza de la catedral, entre los que se encontraban miembros del Bloque Popular Revolucionario. El resultado: más de 40 muertos y doscientos heridos.
   Tal como denuncia el Informe de la Corte Interamericana de Derechos Humanos , el gobierno no realizó ninguna investigación exhaustiva sobre el asesinato del arzobispo Romero. Roberto D'Aubuisson, líder de los escuadrones de la muerte y antiguo miembro de la Guardia Nacional de Somoza, fue arrestado en mayo de ese mismo año y, a pesar de las pruebas que lo implicaban tanto en el asesinato de Monseñor como en la conspiración para realizar un golpe de estado, fue puesto en libertad con el beneplácito del ministro de Defensa. Cuatro años más tarde, el embajador Robert White declaró ante un comité del congreso que existían pruebas suficientes para afirmar "más allá de cualquier duda razonable" que D'Aubuisson había planeado y ordenado el asesinato, aunque este nunca fue procesado.
   Al asesinato de Monseñor le siguieron otros actos de violencia terribles contra una Iglesia comprometida con el pueblo salvadoreño, como la violación y asesinato de tres monjas y una seglar estadounidenses el 2 de diciembre de 1980 o el asesinato de seis sacerdotes jesuitas por escuadrones de la muerte en noviembre de 1989. Dichos actos se insertaron en un periodo convulso de enfrentamiento entre el poder represor y las guerrillas del FMLN que se prolongaría durante más de una década.
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   La firma del acuerdo entre el gobierno y el FMLN, llevada a cabo en 1992, supuso para El Salvador el inicio de ese proceso de paz con el que soñó Monseñor Romero, un proceso de democratización y de recuperación económica que se ha basado, como proponía Monseñor, en el diálogo. En este periodo, la figura de Óscar A. Romero ha continuado siendo un símbolo de justicia y de compromiso social para el pueblo salvadoreño. La celebración del XX aniversario de su muerte en el año 2000 ha llevado incluso a la creación de una Fundación Monseñor Romero y a una propuesta de beatificación que cuenta con el apoyo de católicos de muy diversos países, y que en cierto modo supone una forma de reivindicación del papel que aún hoy desarrolla una parte importante de la Iglesia Católica en América Latina.

Diario de Clase 3/05/2014

Hoy hemos publicado muchos tuits, y recavado información y homilias de Monseñor Romero, que unidos a alguna imagen chula que hemos encontrada publicaremos mañana en este blog (unas 3 o 4 homilias con un mensaje fuertísimo y precioso), después de haber hecho lo própio con el eje cronológico, terminado ya desde hace una semana, per que se nos olvidó publicar.
También repasaremos un poco el Google +

jueves, 29 de mayo de 2014

Diario de Clase 29/05/2014

Hoy hemos publicado en el Blog la presentación del personaje (ya era hora), y esta tarde procederemos a evaluar a Leonardo Da Vinci (el personaje que nos ha tocado) y crear la línea del tiempo. En la hora que hemos estado en clase hemos aprovechado la información que ya teníamos para ir preparando la línea del tiempo, y hacer nuevos tuits que, de forma ordenada, cuentan la vida de nuestro personaje, a la par que incorporamos también alguna que otra frase famosa del bueno de Óscar.

martes, 27 de mayo de 2014

Presentación de Monseñor Romero

Hola a todos/as.
Mi nombre es Oscar Arnulfo Romero, nací en el seno de una familia humilde, en El Salvador, el 15 de Agosto de 1917. Desde pequeño sentía un gran deseo de ser sacerdote e ingresé en el seminario menor de los padres claretianos. Complete mis estudios en la ciudad de Roma, donde en 1942 me ordenaron sacerdote a los 25 años, continué mis estudios teológicos hasta que tuve que regresar a El Salvador a causa de la Segunda Guerra Mundial.
Fuí designado Secretario de la conferencia Episcopal en El Salvador y ocupé el mismo cargo en el Secretariado Episcopal de América Central. En 1970, me ordenaron obispo, mi primera misión episcopal la ejercí como auxiliar de la arquidiócesis de San Salvador, y más tarde, en 1974 me nombraron obispo de la diócesis de Santiago de María, la más nueva en ese momento del país.
En aquellos tiempos había una situación de violencia en El Salvador que iba en aumento, mientras la Iglesia comenzaba a ser perseguida.
Esta violencia ocasiono muchas situaciones de asesinatos, como el suceso de las tres calles, donde un grupo de campesinos fueron asesinados, y también la muerte de el Padre Rutilio, fue un gran amigo mio y un gran sacerdote. En vista de este suceso, los sacerdotes más jovenes me pidieron que hiciera una denuncia pública y acusara a los culpables, yo cumplí con mi trabajo.


El 3 de Febrero de 1977 me nombraron Arzobispo y el 22 de es mismo mes me hicieron una ceremonia muy sencilla, tenia entonces 59 años.
Después de la tortura y asesinato de unos campesinos en Guatemalucho por parte de grupos paramilitares del gobierno, que fue seguida por una oleada de violéncia del mismo tipo, decidí dedicarme a proteger la dignidad de los seres humanos; emprendi acciones de denuncia contra la violencia y me enfrenté a los regímenes del mal poniendo en peligro mi vida. De este modo empezé a sufrir una muy dura y agobiante campaña en  mi contra; en muchos periodicos me insultaban, hablaban mal de mi, y recibía amenazas contra mi persona. Todo esto se hacia público y mucha gente se puso en mi contra, lo que no evitó que otros muchos me apoyaran, sobre todo los más desfavorecidos, a los que me acerqué especialmente.

Al asesinato del padre Rutilio Grande (gran amigo mío y sacerdote muy comprometido), se sucedieron otros más: el de los sacerdotes Alfonso Navarro y su amiguito Luisito Torres, el padre Ernesto Barrera, el padre Octavio Ortiz y cuatro jóvenes más asesinados en una casa de retiros. Por último fueron muertos también los padres Rafael Palacios y Alirio Napoleón Macias. La Iglesia sintió duramente y en carne propia el odio irascible de la violencia que se había desatado en el país.
El domingo 23 de marzo de 1980 pronuncie mi última homilía, la cual fue considerada por algunos como mi sentencia de muerte debido a la dureza de mi denuncia: “en nombre de Dios y de este pueblo sufrido... les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, CESE LA REPRESIÓN”.
El 24 de marzo de 1980 me asesinaron de un certero disparo, aproximadamente a las 6:25 p.m. mientras oficiaba la Eucaristía en la Capilla del Hospital La Divina Providencia, exactamente al momento de preparar la mesa para recibir el Cuerpo de Jesús.
 
 
  











Diario de Clase 27/05/2014

Hoy hemos seguido con el Twitter, en vez de adelantar el blog (como dijimos en el anterior diario). La verdad es que en esta plataforma vamos un poco atrasados y tenemos que espabilar. Por contra, el twitter lo tenemos bastante bien formado, al igual que el Google +, al que también hoy nos hemos dedicado. Ahora sí, nos hemos propuesto dedicarnos totalmente al Blog y a sus datos el próximo día, y seguir desde el móvil (o cualquier otra plataforma) tuiteando o publicando cosas en el Google +, a la par que avanzamos en la realización del trabajo en general.
Mañana Damián vendrá al Seminario y acabaremos la EVALUACIÓN de nuestro respectivo grupo a evaluar.

jueves, 22 de mayo de 2014

Diario de Clase 22/05/2014

Aunque teníamos pensado avanzar trabajo del Blog, nos hemos decantado por crearnos una cuenta de Twitter y empezar a publicar. Ahora que ya lo tenemos, podremos ir twiteando a través de nuestros móviles, con lo que ya tendremos mucho ganado. Esta tarde Damián y yo hemos quedado en el seminario, donde haremos algunas entradas nuevas para el Blog y repasaremos un poco nuestra cuenta de Google +, que tenemos un poco abandonada.

martes, 20 de mayo de 2014

Diario de clase 20/05/2014

Hoy nos hemos dedicado totalmente a rellenar datos y a actualizar nuestra cuenta de Google +. Hemos añadido prácticamente toda la información "vital" de Óscar Romero; fecha de nacimiento, lugar, estudios, viajes, trayectoria eclesial, sacerdocio, etc... El próximo día nos pondremos con el Blog y empezaremos ya a hacer entradas.

jueves, 15 de mayo de 2014

Diario de clase 15/05/2014

Dado que el otro día no pudimos adelantar apenas nada de trabajo, hoy nos hemos centrado en acabar el blog (estéticamente) y retocar los datos del perfil de nuestro personaje.
Hemos buscado información en varias páginas y nos hemos encontrado una con información para dar y tomar, con lo que ya tenemos varias referencias e información sobre la vida de nuestro hombre.
El próximo día intentaremos sintetizar algunos datos de diferentes páginas que hemos escogido, y empezaremos ya a publicar en primera persona.